miércoles, 17 de octubre de 2012

Ankunft in Deutschland, Berlin

Dedicaré esta entrada a los tres días que pasé en Berlín, y que supusieron la primera toma de contacto con Alemania. En primer lugar me siento en la obligación de mencionar al DAAD y la Caixa por la invitación, y por hacer que la llegada a un país extranjero no fuera tan dramática, sino todo lo contrario. Nos trataron como a reyes, para qué mentir.

Las despedidas suelen ser duras, pero en realidad, acostumbrado a estudiar en una ciudad que no es la mía, veía el viaje como uno más. De hecho, creo que todavía no soy del todo consciente de que estoy lejos de casa (también es cierto que apenas llevo tres semanas por aquí).
No fue una jornada demasiado agradable. Todavía no eran las 4:00 de la mañana cuando era hora de levantarse para emigrar (qué poco me gusta esta palabra), tras haber dormido poco y mal. Un viaje en bus de más de tres horas, aunque apenas media de consciencia, y un atasco monumental en Madrid por la huelga de transporte público, me llevó directamente al aeropuerto, desde donde volé a Berlín.
Una vez allí, a pesar de prometer a mis padres que cogería un taxi hasta el hotel, decidí aventurarme en el metro con más de 25 kg encima. Pregunté a un policía alemán si podía indicarme dónde estaba el hotel, y me envío a la avenida correcta, pero en la dirección errónea, por una de las avenidas más largas de Berlín. Tuve que preguntar a un pakistaní que vendía gorras y que, esta vez sí, supo indicarme hacia dónde tenía que ir. Primer estereotipo derrumbado, eficiencia alemana, y una mierda.
A partir de aquí, fueron tres días fantásticos con el resto de becarios, recorriendo Berlín y Potsdam, "bien comíos y bien bebíos", como suele decirse por la Mancha.
Y como una imagen vale más que mil palabras (y aburre bastante menos), ahí os dejo unas cuantas. Auf wiederlesen!




I will write about the three days I stayed in Berlín, and which supposed the first touch with Germany. First of all, I would like to mention DAAD and la Caixa for the invitation, and for making the arrival to a foreign country not so dramatic, but completely the opposite. They treated us as kings, I have to say.

Goodbyes are usually hard, but I am actually used to study in a city different from mine, so I considered this travel as any other I made before. 
It was not a nice journey. It was not 4:00 in the morning yet, when it became time to get up to emigrate (I really do not like this word), after having slept badly and not too much. A travel of more than three hours, although less than a half of conciousness, and a huge traffic stuck in Madrid due to the public transport strike, brought me directly to the airport, from where I flought to Berlin. 
Once there, and in spite of having promised my parents that I would take a taxi to get to the hotel, I took the public transport with more than 25 kg in the back. I asked one policeman to indicate me the direction to the hotel, and he sent me to the right avenue, but the wrong direction, and unfortunately it was one of the longest avenues in Berlin. I had to ask once again to one Pakistanian selling hats and he told me the right direction. First stereotype collapsing, German efficiency, ha!
From there, they were three fantastic days with the rest of the fellows, wandering by Berlin and Potsdam, eating and drinking quite well.
And as one picture is better than one thousand words (and quite less boring), there you have some of them. Auf wiederlesen!
 



"Sólo hay dos cosas infintas, el universo y la estupidez humana. Y no estoy seguro de lo primero". Albert Einstein.

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